15 ene 2009

Las aventuras de Hpuhckquiyh


Hace unos años, Hpuhckquiyh salió de su casa camino a quién sabe donde. Salió a eso de las 11 de la noche, y no llevaba prisa, pero iba a un paso constante. A las 12 y media tendría que haber llegado a su objetivo. Esperaba un camino sin contratiempos, y solo avanzaba con sus cuatro lindas patas mientras miraba un poco melancólica el cielo sin estrellas de esa noche. Era raro que no hubieran estrellas ya que era verano, y en verano suele estar despejado; pero parecía que el cielo nocturno iba de la mano con los sentimientos de Hpuhckquiyh. Los últimos días se había sentido un poco mal de salud, un poco triste, y no había dormido bien.

Solo avanzaba por la noche, entre casas a oscuras y casas iluminadas. En la época en la que Hpuhckquiyh salia por las noches, todavia no habian edificios en estos distritos, asi que todo en el camino eran o casas o calles. Ella andaba por las calles, y las oscuras casas y las claras casas delimitaban por dónde no podía pasar. De vez en cuando, desde el techo de alguna casa, algún perro le ladraba, pero Hpuhckquiyh les hacía caso omiso. Las primeras veces que salió por la noche, los perros la habían asustado mucho, tanto que cada vez que escuchaba un ladrido amenazador, pensaba en si debia regresar. Luego de muchos años de caminatas nocturnas, se había acostumbrado, y conocía el ladrido de cada perro y la oscuridad de cada silueta amenazadora, así que este o aquel ladrido, solo eran un ladrido más.

Ya iban a ser la 11 y media, y ya había recorrido un tercio del camino. Predecible, normal; tan normal como siempre.

Quién sabe por qué, a las 11 y 45 (exactamente, ni un segundo más, ni un segundo menos, ni si quiera inexactitud por centesimas o milésimas; a las 11 y 45) en el camino de Hpuhckquiyh se cruzó un borrachito. El borrachito estaba borracho, y parecía contento. Se lo encontró justo debajo de un poste de luz (exactamente debajo del foco, ni un centimetro más allá, ni uno más acá; ni si quiera con diferencia de milesimas de centimetro; exactamente debajo del foco) y el borrachito le dijo a Hpuhckquiyh:
- Señora! ¿Qué hace usted a estas horas tan solita caminando por la calle?
- Tengo un compromiso, y será mejor para usted que se aleje de mi.
- No sea tan dura conmigo, señora, no es mi culpa estar aquí en este momento, solo quise ser cortéz. Pero tenga cuidado, porque a esta hora hay muchos borrach....

No pudo completar la frase, porque se tropezó y callo de cabeza a la pista. Hpuhckquiyh se alejó con un paso constante, pero no apresurado, mientras el borrachito contento pasó los siguientes 5 minutos llorando y gritando insultos en la pista, pasados los 5 minutos (exactamente) se levantó y se fue a no sabemos donde. Tampoco importa.

El borrachito había sacado a Hpuhckquiyh de sus meditaciones solitarias, pero aún así, no era una perturbación importante en su camino, y no era lo que consideraría como un "contratiempo", ya que era perfectamente normal que, en sus actividades nocturnas, se encontrara con uno que otro borrachito o ladrón. Para cuando dejó de pensar en él, eran ya las 12 y 15, y faltaba poco para llegar a su destino. Las casas habian dejado de ser tan altas y numerosas (sean iluminadas u oscuras). Las calles ya no estaban tan bien pavimentadas, y algunas construcciones estaban a medio hacer o terminadas pero sin pintar. Hemos de recordar que Hpuhckquiyh es un cuadrúpedo, y su velocidad promedio es mayor que la de un humano, y si a eso le sumamos su ritmo constante, en una hora y media puede haber recorrido muchos distritos.

Dieron las 12 y media y Hpuhckquiyh llegó a su destino. Tocó el timbre de la casa de dos pisos frente a la cual se encontraba, y por el intercomunicador se escuchó una voz gruesa.
- ¿Quién es?
- Hpuhkcquiyh
- Buenas noches, pase.